martes, 11 de diciembre de 2012

Badajoz- el Paraiso

En el extremo nororiental de la provincia de Badajoz, en una tierra en la que los montes parecen no tener fin, encontramos pueblos como Villarta de los Montes, Helechosa de los Montes, Fuenlabrada de los Montes y Bohonal de los Montes (un pequeño núcleo de población de tan sólo 160 habitantes). Algunos de ellos conservan muestras de la arquitectura popular serrana. En Este terreno accidentado, pero con altitudes poco elevadas (entre los 500 y 800 metros) se sitúa la Reserva Regional de Caza del Cíjara. En su corazón y sobre el río Guadiana el embalse del Cijara divide la reserva en dos partes. Villarta de los Montes, situada en este bello entorno, rodeada por la reserva y limitando con Ciudad Real, se muestra como un magnífico lugar para poder observar parte de nuestro patrimonio natural. Sus gentes, arraigadas a la tierra, ven como poco a poco su poblacíon se va reduciendo. Quizás, buscando nuevos recursos, en actividades como el turismo rural, las posibles instalacione para la obtención de energías renovables y otras medidas que pueda llevar a cabo la administración se consiga aminorar este descenso poblacional, que al igual que una gran cantidad de pueblos se viene sufriendo desde muchos años atrás. Conseguir este arraigo de la población a su tierra permite conservar muchos conocimientos, tradiciones y costumbres que son un aporte de riqueza cultural, de un valor incalculable. En esa zona podemos observar gran variedad de especies animales, pero destaca el acontecimieto que año tras años, a mediados de septiembre y principios de Octubre (despúes de las primeras lluvias tras el verano) se viene sucediendo: la berrea del venado. En la reserva puede verse perfectamene, y existen lugares acondicionados especialmente para ello. En este video se muestra una pequeña parte de lo que podemos encontrar, y los bellos paisajes que podemos observar. Se puede ver en el video como se alimentan los ciervos de la bellota (que puede llegar a constituir la mitad de su dieta a finales de otoño y durante el invierno) golpeando con sus cuernas los árboles para que caigan o empinándose sobre los cuartos traseros para ramonear, pudiéndose observar como los árboles se encuentran podados hasta una cierta altura.