lunes, 11 de febrero de 2013
La Batalla de La Albuera (Badajoz)
“¡Oh Albuera, campo de gloria y de dolor! / Cuando el peregrino espoleó su corcel en tu llanura, / ¿Quién podría pensar que, en breve, aquel paisaje / teatro confuso sería de sangre y de tumulto?…”
Lord Byron. “Peregrinaciones de Childe Harold”
“¿Quién podría pensar…?” se preguntaba el joven poeta inglés, recordando su viaje a través de las doradas llanuras de las tierras de Badajoz dos años antes de la batalla de 1811.
Hermoso paisaje. Cruenta batalla. Dura historia. Serena naturaleza. Generoso corazón. Infinitas palabras… Ingredientes que han ido conformando lo que hoy es La Albuera, una localidad de la provincia de Badajoz que cada año levanta la voz y recuerda su historia. Y este año más altas las voces, al cumplirse el bicentenario de la conocida Batalla de La Albuera. Una fiesta declarada de Interés Turístico Regional y que espera su reconocimiento nacional.
La Albuera se encuentra a apenas 20 kilómetros al sur de Badajoz. Se levanta silenciosa sobre un pequeño cerro junto a los arroyos de Chicapiernas y de Nogales. También la rivera de La Albuera, que da nombre a la localidad, fluye serena a sus pies. Dos puentes históricos aún hoy narran batallas, victorias, anocheceres y madrugadas.
Será a la entrada y a la salida de la localidad, principio y final de la Avenida de Extremadura, donde encontremos sendos murales de azulejos pintados a mano y diseñados por Julio Cienfuegos Linares. En ellos, el poema de Lord Byron y la silueta de soldados de distintas nacionalidades nos irán introduciendo en parte de la historia de La Albuera, recordando su destrucción tras la batalla del 16 de mayo de 1811 contra los franceses. Los ejércitos aliados, español, portugués e inglés, se unieron contra el invasor. “De los 400 habitantes que entonces tenía La Albuera, dicen que solo se salvaron siete: el cura y seis mujeres”, cuenta un vecino de la localidad que, precisamente, en más de una ocasión ha representado el papel de sacerdote en la recreación de la batalla que se hace cada año.
Y echamos la vista atrás, a ese 16 de mayo de 1811 cuando a campo abierto se libró una batalla cruenta por el dominio que ambicionaban las tropas napoleónicas, y por la libertad que defendían los ejércitos aliados. Fue tal la destrucción que el rey Fernando VII, para ayudar a la reconstrucción del municipio, eximió al municipio de tributos y milicia durante diez años, y le otorgó el renombre de “Muy Heroica Villa”. A partir de ahí, cada aniversario de la batalla, el pueblo vuelve a salir a la calle, vestido y armado para la lucha. Es la recreación de este pasaje de la historia contado y sentido por los vecinos. Las calles sirven, una vez más, de escenario de los ejércitos contendientes. Además, una representación teatral narra las venturas y desventuras de aquella fecha.