miércoles, 19 de septiembre de 2012

75 años después en Sonsoles (Ávila)

Con ocasión del 75 aniversario de la romería que San Josemaría Escrivá de Balaguer hizo en el Santuario de la Virgen de Sonsoles, el club Torcal de Majadahonda (Madrid) ha organizado una romería familiar siguiendo las huellas que anduvieron San Josemaría y sus acompañantes. Varias familias llegaron en tren a la estación de Ávila a las 10:30 del 2 de mayo. Desde allí, bajaron andando por la cuesta de los tres conques hasta el convento de Santo Tomás. El camino antiguo al Santuario de Sonsoles sigue practicable y lo hacen a pie muchos abulenses, algunos a diario. Rezaron la primera parte del Rosario por el camino de tierra que transcurre todavía entre barbechos y trigales. Al finalizar la romería muchas familias se quisieron hacer una foto con la Virgen de Sonsoles Al llegar a Sonsoles, después del repecho de la cuesta de la colina coronada por el Santuario pudieron refrescarse en las fuentes del parque que rodea a la Iglesia. En la entrada del Santuario esperaban el resto de las famlias de Torcal que habían viajado en coche. En la Misa de una, D. Matías contó la historia de esta advocación de la Virgen que narra San Josemaría en el libro de homilías Es Cristo que pasa: "En aquella romería a Sonsoles conocí el origen de esta advocación de la Virgen. Un detalle sin mucha importancia, pero que es una manifestación filial de la gente de aquella tierra. La imagen de Nuestra Señora que se venera en aquel lugar, estuvo escondida durante algún tiempo, en la época de las luchas entre cristianos y musulmanes en España. Al cabo de algunos años, la estatua fue encontrada por unos pastores que -según cuenta la tradición-, al verla comentaron: ¡Qué ojos tan hermosos! ¡Son soles!" (Es Cristo que pasa, n. 139). La romería comenzó en la estación de tren de Ávila Después de la Misa, las más de 230 personas se dispersaron para comer en pequeños grupos por las mesas de piedra y el césped que rodean la ermita. A las cuatro rezaron el Rosario en el Santuario, con la mente en aquella primera romería de San Josemaría, origen de tantos cientos de miles en el mundo: desde Chile a Japón, pasando por Vancouver, Boston, Nueva York, Buenos Aires, Río de Janeiro, Viena, Tokio, Kinshasa, Nueva Delhi... Historia de la primera romería a Sonsoles El pasado 2 de mayo se han cumplido setenta y cinco años de la romería que San Josemaría Escrivá de Balaguer hizo en el Santuario de la Virgen de Sonsoles en el año 1935. Aconsejó, desde entonces, a todos los fieles del Opus Dei, que incorporasen en sus vidas la costumbre filial de acudir -en el mes de mayo- a honrar a la Virgen María en algún santuario mariano. Le acompañaron Ricardo Fernández Vallespín, estudiante de penúltimo curso de Arquitectura y José María González Barredo. El año anterior, Ricardo había sufrido un ataque de reumatismo tan agudo que, si se prolongaba, no le permitiría presentarse a examen en la Escuela de Arquitectura. Pidió por su pronto restablecimiento e hizo una promesa a la Virgen. Pasó el examen, y cuando se lo contó a don Josemaría, pertenecía ya a la Obra, y el Fundador le dispensó de su cumplimiento, ya que la promesa requería desplazarse de Madrid a Ávila andando. Un pequeño grupo de romeros Y ahora, cuando se acercaba el final de curso y contaba en Ferraz con un buen plantel de gente joven, don Josemaría hizo suya la idea de Ricardo. Quería agradecer a Nuestra Señora, de una manera especial, los favores que de ella habían recibido ese curso. Iría acompañado de Ricardo y de José María González Barredo a Sonsoles el dos de mayo. Decidida la marcha a Sonsoles -cuenta San Josemaría-, quise celebrar la Santa Misa en DYA antes de emprender el camino de Ávila. En la Misa, al hacer el memento, con empeño muy particular -más que mío- pedí a nuestro Jesús que aumentara en nosotros -en la Obra- el Amor a María, y que este Amor se tradujese en hechos. Ya en el tren, sin querer, anduve pensando en lo mismo: la Señora está contenta, sin duda, del cariño nuestro, cristalizado en costumbres virilmente marianas: su imagen, siempre con los nuestros; el saludo filial, al entrar y salir del cuarto; los pobres de la Virgen; la colecta de los sábados; omnes... ad Jesum per Mariam; Cristo, María, el Papa... Pero, en el mes de mayo, hacía falta algo más. Entonces, entreví la "Romería de Mayo", como costumbre que se ha de implantar -que se ha implantado- en la Obra. (Vázquez de Prada,